La descarbonización del planeta es uno de los objetivos que se han marcado países de todo el mundo de cara a 2050. Las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), prevén un aumento de la demanda energética global de entre un 25 y un 30 % hasta 2040, lo que en una economía dependiente del carbón y el petróleo significaría más CO2 y el agravamiento del cambio climático. Sin embargo, la descarbonización y el uso de energías renovables en el planeta nos propone un mundo distinto para 2050: más accesible, eficiente y sostenible, e impulsado por energías limpias como el hidrógeno verde.

Ya el año pasado el sector fotovoltaico consideraba que el hidrógeno “verde” sería una parte importante de los proyectos en el futuro y ese futuro ha llegado para quedarse y se está consolidando, convirtiéndose en la mejor alternativa para el almacenamiento estacional de la energía. El proceso consiste en aprovechar la producción energética de las plantas solares o eólicas para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua mediante el proceso químico de la electrólisis, con electricidad obtenida de fuentes renovables, produciendo energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera, y obteniendo el denominado Hidrogeno “verde”

En GABITEL, más concretamente su Departamento Fotovoltaico, hemos venido formando a nuestros técnicos en la tecnología del hidrógeno desde el pasado 2020, culminando la formación a finales de febrero con una visita a las instalaciones del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) para conocer in situ  el proceso de extracción, almacenamiento y aplicación práctica del hidrógeno. El INTA fue pionero en la investigación de esta tecnológica y su hibridación con la fotovoltaica y empezó su andadura en los años 90 , siempre enfocado en el conocimiento y aplicaciones para proyectos espaciales, pero con el mismo fundamento desde el punto de vista de ingeniería.

GABITEL considera en ambas tecnologías (renovables e hidrógeno) son consideradas claves en la actualidad para alcanzar los objetivos de descarbonización en distintos sectores, como el transporte, el industrial o el eléctrico, donde permite una mayor integración de las energías renovables que tienen todavía un amplio recorrido, ya que gracias a la sinergia entre el recurso fotovoltaico y la generación de hidrógeno ‘verde’ «pueden contribuir decisivamente a la generación de un nuevo tejido empresarial a nivel nacional y europeo, y la descarbonización industrial, urbana y de la movilidad».

Los desarrolladores fotovoltaicos actuales han empezado a impulsar el desarrollo del hidrógeno para acelerar la reducción de sus costes y aprovechar el aumento de competitividad que han registrado las tecnologías renovables en los últimos años, especialmente la fotovoltaica, a través de la puesta en marcha de programas de apoyo al I+D+i por parte de las instituciones públicas.