PARTE 1
Viernes por la tarde. Gabitel – Oficina de Sevilla. 19:00h.
Diego se disponía a apagar su ordenador cuando de reojo observa que en el ala contigua de la oficina, Florencia aún estaba trabajando. Ya con la luz apagada de su módulo, Diego fue a acercarse a ella.
Se le notaba nerviosa, como si algo desconocido invadiese su mente. Con las manos algo temblorosas, escribía algo sobre papel.
-Florencia!! – gritó Diego a escasos metros de su puesto de trabajo.
Florencia dio un salto y rápidamente volteó algunas hojas de papel.
Con el susto aún en el cuerpo respondió: -Eh, si Diego! Qué ocurre?
-Nada, que me voy ya. Qué haces trabajando a éstas horas? Si yo soy el último que se va.
Pues nada, te ha tocado. Aquí tienes las llaves. Hoy cierras tu. – Diego dejó las llaves de la oficina sobre su mesa mientras observaba que no tenía buena cara y salió algo preocupado.
El Lunes de la semana siguiente, la primera persona que llega a la oficina, mientras enciende las luces se percata de algo que le llama la atención cuando observa el puesto donde se sienta Florencia.
Sorprendido, mientras se acerca a su mesa, ve como un montón de papeles se encuentran esparcidos alrededor de su silla y su mesa muy desordenada. Varios lápices tirados sobre la mesa, como si hubiesen vaciado el lapicero sin ningún tipo de cuidado. La tabla de su mesa se encuentra llena de garabatos y figuras extrañas dibujadas con bolígrafo de tinta roja y el monitor de su ordenador encendido con la pantalla de bloqueo.
Adrián, atónito al ver semejante desorden se percata sobre la mesa de lo que parece ser la hoja arrancada de un pequeño diario algo arrugada con algunas notas escritas y avisa a sus compañeros.
