Como es de costumbre al iniciar un nuevo año son muchos los propósitos que nos planteamos como objetivo. Entre los más comunes, es establecer una rutina de ejercicio, para contribuir, en primera persona, a mejorar nuestro estado físico y mental.

 

Mantenerse activo físicamente disminuye directamente el riesgo de padecer muchas enfermedades de tipo cardiovasculares, diferentes tipos de cáncer y otras asociadas con la obesidad y el sobrepeso. Así, también, como enfermedades a nivel psicológico, entre las más comunes el estrés, la ansiedad, depresión, entre otras muchas.

 

Por este motivo, desde la Organización Mundial de la Salud se recomiendo que la población adulta dedique al menos un total de 150 minutos semanales de deporte moderado. Lógicamente, cuanto más tiempo destinemos a la realización de ejercicio físico, mayor benefició obtendremos. Nuestro objetivo principal, dejar a un lado el sedentarismo.

 

¿Cómo incorporar ciertas rutinas de actividad física en mi día a día?

 

El ritmo laboral y de vida que llevamos, en numerosas ocasiones, hace que dediquemos poco o nada de tiempo a la práctica de actividad física. Hay diversos modos de incorporar actividad física en nuestra vida cotidiana.

 

Nuestro primer paso, es movernos, es una manera sencilla de iniciarnos. Para ello, debemos intentar desplazarnos a los sitios en bicicleta o caminando, como, por ejemplo, al trabajo, para realizar alguna compra, traer o llevar los niños al cole. Otra buena alternativa, y para todos accesible, es evitar usar el ascensor o escaleras mecánicas, subir y bajar escaleras resulta especialmente saludable. Si nuestro trabajo implica pasar muchas horas sentados, es recomendable levantarse y caminar unos 5 minutos cada dos horas, este tiempo podemos aprovechar para ir al baño, rellenar nuestra botella de agua o aprovechar para resolver alguna duda con otro compañero que no está a nuestro lado.

 

El siguiente paso, sería realizar un Plan de Ejercicio. Si nunca has realizado deporte, es conveniente planificar una serie de ejercicios, inicialmente, moderados con una duración total de 15 minutos al día. Este tiempo se deberá ir ampliando, a 30 minutos conforme pasen las semanas. Las sesiones programadas, pueden ir desde estiramientos o movimientos musculares hasta caminatas rápidas. No te olvides, de calentar, es muy importante, especialmente si no has tenido hábito anteriormente o llevas mucho tiempo sin practicarlo. Si se te empieza hacer monótono, puedes variando el tipo de actividades e intercalar con ejercicio aeróbico o ejercitar el equilibro y la postura corporal a través del yoga y el pilates.

 

Y el último paso, seguir adelante, no busques excusas ni tires la toalla, si has llegado hasta aquí habrás conseguido que la actividad física haya empezado a formar parte de tu rutina diaria y un estilo de vida más saludable que tu cuerpo y mente te agradecerán continuamente.